23 febrero 2008

De verde, azul o marrón (o rojo), un .... es un ....


Hoy he sido testigo de un hecho vergonzoso. Hoy he visto como unos pocos caínes vendían a sus hermanos por menos de un plato de lentejas. Un plato de lentejas bien puesto puede merecer una traición, pero no era el caso. Estos cabrones no habrán cenado nada mejor que una puta hamburguesa congelada, a menos que la barci les haya pagado un perrito caliente en la cafetería del baluarte.
Hoy no pasaba nada. No había detenciones ilegales. No había ilegalizaciones ilegales, no había atropellos de los habituales...
Pero ahí estaban ellos. Un destacamento de la policía foral impidiendo que la gente de bien accediera a una de sus calles. Y es que no hay que olvidar que la calle es de la gente, y no del ayuntamiento, ni del alcalde, ni del gobierno; la calle es tuya y mía, para mear o dormir, o bailar o reptar. La calle es nuestra. Nigún alcalde tiene más derecho que tú y que yo para usar la calle para lo que quiera. Esa es la cuestión. Ahora, explícame que hostias hacía el cuarto regimiento de la puta guardia del reino en calderería a las cuatro de la mañana.
Te lo digo yo; provocar.

3 comentarios:

Sukaldari dijo...

veremos si aparece algo en los periodicos (si es algo de drogas)...

Aunque no creo que sea drogas, porque cuando hacen desalojos, los hacen los munipas...

No se que paso...

Anónimo dijo...

Era algo raro. Quizá todo fue un sueño.
Antes de los mojitos no estaban; después sí.
...

Anónimo dijo...

las denuncias que hacen los forales nunca llegan a casa. Por lo visto, para que pueda llegar ha de pasar la droga por un laboratorio (que no tenemos en Navarra) para se analice, determinar pureza y tal. Como resulta que es sale caro llevar a otro sitio analizar la droga, ahí se queda el asunto.

Resumen: si te detiene la foral y llevas estupefacientes, a parte de quedarte estupefacto y sin estupefacientes, no pasa ná de ná.