Hay una palabra que me gusta especialmente para dirigirme a según qué tipo de gente (siempre una mayoría), que es "turba". Según el diccionario de la RAE, en su segunda acepción, turba se refiere a una "muchedumbre de gente confusa y desordenada".
Pues bien, está claro que a la turba española le gusta que le tomen el pelo, que les llamen estúpidos a la cara, que se rían de ellos ante millones de sus compatriotas (todos ellos también turba) para finalmente, eso sí, acabar apareciendo en los medios y que encima, algún periodista igual de estúpido que ellos les alabe el ingenio.
El lunes se emitió en tve el programa ese de "Tengo una pregunta...", donde cien (100) idiotas van a hacerle el juego a la clase política y a sus poderes fácticos, participando en una pantomima en la que de antemano, cualquier primate superior sabe que ningún político dará una sola respuesta ni útil, ni acertada, ni sincera.
En su anterior edición, con la visita del presidente del gobierno (que no presidente de españa, ni nuestro presidente; así es nuestra "democracia") tuvimos a nuestros sesudos periodistas de élite durante semanas haciendo proselitismo paleto a cuenta del precio de un café. En aquella ocasión, Zp prefirió quedar de tonto y contestar sin saber, en lugar de haberle respondido al sujeto algo como "no se cuánto vale un café en su barrio, porque yo no pago. Pero seguro que usted tampoco sabe cuánto vale comprar un voto del tribunal supremo, o una recalificación parcelaria "alegal" en cualquier ayuntamiento".
En esta última edición, la turba ya iba avisada, y muchos intentaron dar la nota con el fin de aparecer en los medios una temporadica. Entre todas las perlas de preguntas que he tenido ocasión de leer (porque no lo vi), quiero destacar la siguiente, realizada por alguien que se presentaba como "empresario" de la construcción:
- "Con un tercio de lo que usted gana, y creo que son 89.000 euros, me basta para vivir y dar de comer a mi familia", y termina (porque se trataba de preguntar, no de decir estupideces) "Cuando dentro de tres meses me quede sin empleo, ¿qué tengo que hacer?, ¿tengo que ir a pedirle trabajo a usted?".
El tipo en cuestión se llama Rafael Campos Vico, y supongo que estuvo durante días dándole vueltas a la cabeza, porque no todos los días se tiene la ocasión de hacerle una pregunta al presidente del gobierno. Supongo que tras mucha meditación trascendental y descartar miles de preguntas peores que esta (?), por fin este sujeto se dirigió al plató de tve seguro de que su pregunta era de las de agárrate que hay curva. Buff. No se me ocurre cuál podría ser la respuesta.
Lo peor de todo esto es que la turba, planea sus preguntas en sus bares con olor a fritanga, rodeados de sus amigos, todos ellos analistas económicos y políticos de altura (y esto lo digo en serio), pero en los bajos fondos de la sociedad, y sabiendo que cuanto mayor sea la estupidez de la pregunta, mayor será la aclamación del resto de la turba. Y lo que es más importante, olvidando que lo interesante de una pregunta, es la respuesta, no lo embarazoso de la pregunta en sí.
En cambio, el que responde, que es un personaje público, nunca podrá ponerse a la altura del interrogador, ni contestarle desde los bajos fondos como se merecería. Y este caso es especialmente sangrante, por el origen del que pregunta, un "empresario de la construcción", que si bien puede no ser un corrupto, seguro que sabe muy bien cómo se vende el bacalao en su sector.
Así pues, el presidente lo tuvo muy fácil, ya que no tuvo más que decirle a este señor que estaba seguro de que era un buen empresario, y recomendarle que siguiera siendo emprendedor y confiando en la buena marcha de la economía. Vamos, que las vacas gordas volverán, como las oscuras golondrinas.
Lo cierto es que le podía haber contestado, por ejemplo:
- que podía haber ahorrado cuando su empresa tenía lista de espera de clientes durante meses
- que 89000 euros es una puta miseria para un empresario de la construcción.
- que de hecho, ya le estaba pidiendo trabajo a él
- que de hecho, el gobierno ya se ha dejado una pasta (pública) para crear actividad en su sector (privado)
- que serán los ayuntamientos los que decidan a qué "empresarios de la construcción" le darán el privilegio de desarrollar esas obras públicas
- que probablemente, sus empleados estén en una situación mucho peor que la suya
- que probablemente, pagaba a sus empleados (cuando los tenía) el salario mínimo del convenio
- que probablemente nunca ha pagado una hora extra a un empleado
- que probablemente ha tenido trabajando bajo su mando a más de un trabajador sin dar de alta en la seguridad social
- que probablemente ha pagado comisiones para obtener contratos
- Etc
En fin, que el presidente del gobierno acude a la televisión a contestar cien preguntas de gente del pueblo en el peor momento de la peor crisis económica y financiera de la historia contemporánea, y lo único que se consigue es un par de titulares de mortadelo y filemón, el presidente sin inmutarse y la turba, pues eso, confundida y desordenada, como siempre.
Supongo que pronto le tocará a rajoy, no?
28 enero 2009
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1 comentario:
txapa acojonante, post interesante. Pues si ya sabemos que los españoles son una jodida pandilla de paletos. ¿Qué podemos esperar?
Cuando llegue Rajoy le preguntaran a ver para cuando va a dejar de fumar puros...
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