Por otro lado, los hay que proclaman los milagros de su señor cada vez que un bombero saca de entre los escombros a una persona con vida.
Evidentemente, no hacía falta que se produjera un terremoto para que los que pensamos las cosas antes de creerlas, supiésemos que dios no está muy interesado en el futuro de Haití. Hay muchas calles de Puerto Príncipe que no muestran un aspecto muy distinto después del seísmo, respecto a cómo estaban antes.
Evidentemente, hay una gran contradicción en el hecho de que dios sea omnipotente, y vaya por ahí creándose trabajo a base de destruir ciudades para días después salvar a una docena de paisanos y convertirlo en milagro. ¡Joder! Un milagro no es sacar a un niño vivo de entre los escombros. Un milagro habría sido evitar el terremoto. Pero claro, sin terremoto nadie se entera de que has evitado un terremoto.
El sábado mi amigo Charlestone y yo degustábamos unos daikiris en una playa tropical, en la zona de juegos del resort en donde pasábamos el fin de semana. Entonces, durante el momento de clarividencia que proporciona el tenue abrazo del alcohol entumeciendo el nervio óptico, llegamos a la conclusión de que dios es un poco falso. En definitiva, en Haití y después de un terremoto, hace milagros cualquiera.
Yo no necesito a dios. Tengo a Josemari.
Y si aun así sigo necesitando a dios, le pregunto a Dimitri.
http://www.misterdimitri.com/#/home
1 comentario:
el artículo está de puta madre!! Lo del vídeo, es un homenaje al fin de semana??
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