Sentencia pa'aquí, sentencia pa'allá

No es que me guste, ni mucho menos, la existencia del tribunal de orden público (perdón, audiencia nacional). Tampoco suelo estar de acuerdo con sus sentencias, ni me parece lo suficientemente imparcial y justo para emitirlas, pero bien está que cuando acierta (siempre a mi juicio, claro), se le reconozca.

Todos recordaréis la que se armó en españa cuando al comienzo de la final de la copa del rey, las aficiones de los dos contendientes recibieron con una sonora pitada al monarca. En aquel momento, no faltaron opiniones de todos los fatxas (los titulares y los suplentes), que pedían la intervención del gobierno, y en el menor de los casos, insultando a todos los que "osaron" silbar a JC.

Tampoco faltaron, por supuesto, los brazos ejecutores de los "demócratas", en la piel en este caso de Danaes (Fundación para la Defensa de la Nación Española. Manda güevos, que diría aquel). Éstos presentaron una demanda contra Catalunya Acció y Esait, no sé muy bien por qué. Tampoco sé en qué hechos fundamentaron su denuncia y acusación ni qué delito insinuaban que se había cometido.

El caso es que ahora, tres meses después (muy rápido para ser españa, no?), el juez Pedraz ha decidido que ni siquiera va a admitir a trámite la demanda, por considerar que "la pitada está amparada por la libertad de expresión y no se puede considerar difamatoria, injuriosa o calumniosa y mucho menos propugnadora de odio nacional o ultraje a la nación".
No puedo estar más de acuerdo, salvo en una cosa: en realidad la pitada sí propugna el odio nacional, porque los "demócratas" odian a todo aquel que no es como ellos, como se demostró en todas las tertulias y debates de los días siguientes a aquel partido.