Hoy, una vez superada la resaca electoral (no me acuerdo de nada), paso de hablar más de política, al menos hasta que me vuelvan a tocar los huevos un poco.
Así que voy a comentaros dos noticias que me han llamado la atención.
Hace tiempo, oí en un documental que decían que si miramos los primeros diez exploradores que han llegado a cualquier sitio, siempre nos encontraremos a un portugués y un vasco. Puede que sea un poco exagerado, pero no es ningún secreto que en nuestras tierras abundan ese tipo de personajes a los que parece que les quema el culo en el asiento, aunque sea en una buena sidrería.
Pues bien, la noticia es esta: "Un taxista alavés pretende ir de Vitoria y Shanghai en dos meses".
Esto, claro, quiere hacerlo en su taxi, para lo cual busca compañeros de viaje que le sufraguen la carrera. No dice a cuánto está la bajada de bandera para ir a Asia, ni si en cuanto anochezca, el contador correrá como la pólvora china.
Lo gracioso es que además de vivir una experiencia enriquecedora, lo que quiere es batir el record que figura en el libro Guinness, que está vigente desde 1996 sin que nadie haya podido batirlo (y ha habido intentos). ¿Quién lo tiene?
Pues un tal Carlos Arrese, taxista vizcaíno que fue de Londres a Ciudad del Cabo.
Lo que yo decía, vamos.
La otra noticia es menos espectacular, pero nos afecta a todos.
"Un cartagenero patenta unos calzoncillos antiladillas con un condón incorporado".
Ese es el titular, pero la noticia empieza así: "«¿Qué tengo aquí? Es una verruga muy rara. ¿Pero si he usado condón? Ya, pero el preservativo no cubre todo el miembro». Tras escuchar esta frase en una película, Damián, un vecino de Vistalegre (Cartagena), inventó unos calzoncillos antiladillas."
El bueno de Damián es casi ciego, con lo que tuvo que contar con la ayuda de su hermana para plasmar en papel el diseño del prototipo.
"Es un boxer que tiene un agujero para que salga el pene cuando está erecto. En el agujero va unido un condón de los de toda la vida. El calzoncillo antiladillas es de usar y tirar" (gracias a dios).
Su idea es que cueste alrededor de los seis euros.
También ha patentado la versión femenina con condón vaginal incorporado.
Y yo me pregunto ¿No sería mejor venderlo para cuando estás de marcha y no hay quien encuentre un baño para mear? Incluso se le podría acoplar un tubito, sacarlo por el tobillo, y echar la meadilla mientras se toma uno una cañita en una terraza o mientras preguntas a un munipa cómo se va a las barracas en el parque de la runa.
A este le habría venido bien. Le tuvo que escocer quitarse eso.
12 marzo 2008
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3 comentarios:
Lo mejor de estos inventos, es que sus creadores lo hacen por sus experiencias personales... a saber donde mete el pito el tio éste!!!
que bien sabe la gasofa con 5 % dto.
Casi a cerveza.
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